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Yara: el punto de no retorno de la independencia cubana

Autor(es):
Osvaldo Parra Serrano.
José Pedro Salgado Hernández.
Este hecho hace exclamar a Martí: ¡O Yara o Madrid!

Al conmemorarse el 150 aniversario del inicio de nuestras guerras por la independencia, se debe por justicia histórica en este marco, situar los hechos en el tiempo y el espacio, en el que realmente se desarrollaron los mismos. Por cuanto hoy, cuando se rememora uno de los acontecimientos más gloriosos de nuestra historia, se percibe que una parte considerable de la historiografía cubana, desde hace muchos años ha hecho coincidir el Grito de Yara, con lo ocurrido en Demajagua el 10 de Octubre de 1868, encontrando este error, eco en la tradición oral.

Lo ocurrido en el Ingenio Demajagua ubicado alrededor de 30 kilómetros de Yara en la referida fecha, un día antes del Grito de Yara, lo convirtió sin lugar a dudas en un sagrado Altar de la Patria, donde Carlos Manuel de Céspedes se pronunció y dio lectura al Programa de la Revolución conocido como el Manifiesto del 10 de Octubre, instante en el que le otorgó la libertad a sus esclavos, hecho sin precedente hasta aquellos momentos en nuestra historia. En ese lugar permanecieron todo ese día, en los preparativos de la gran contienda que materializarían.
 
En la madrugada del domingo 11 de octubre de 1868, partieron aquellos patriotas hacia Nagua donde establecerían su campamento general, al comprender Céspedes que Manzanillo era una plaza militar inexpugnable, en la que prevalecía el integrismo encabezado por una gran capa de ricos comerciantes de origen catalán, que ejercían el poder político y económico desde el ayuntamiento, en alianza con la iglesia católica.
 
Al amanecer hicieron el primer alto en el ingenio San Francisco, y entre las 9 y las 10 de la mañana hicieron otro en la hacienda Palmas Altas, donde se organizaron y almorzaron, saliendo alrededor de las 2 de la tarde hacia poblado de Yara, donde materializarían su primera acción militar. Una fuerte tempestad lo sorprende en las sabanas de Don Pedro, exactamente en Coboa, donde hicieron las últimas precisiones, desde allí enviaron al corneta Rafael Castellano para que se entrevistara con el capitán pedáneo Tomás Riera, este solo contaba con alrededor de 5 hombres para defender la plaza militar.
 
La victoria parecía inminente pero el infortunio los acompañó, al salir Castellano de Yara, procedente de Bayamo llega al poblado una columna española del Regimiento de la Corona número 3 al mando del teniente coronel Villares; este se dirigía a Manzanillo para sofocar la posible insurrección, decide pernoctar en Yara por la inclemencia del tiempo, el mal estado de los caminos y el peligro que los asecharía en la oscuridad de la noche. Puesto al corriente de lo acaecido se atrincheran para esperar al incipiente Ejército Libertador, en la Plaza real española de Yara hoy Monumento Nacional, bajo una intensa lluvia, con un cerrado fuego de fusilería.
 
En el parte de pronunciamiento escrito por el segundo jefe del levantamiento, el yarense Bartolomé Masó Márquez, se describe la acción de la siguiente manera:
 
[...] el enemigo que logró penetrar sin ser apercibido, se atrincheró en dos establecimientos q se hallan situados en el ángulo N de la plaza. Por esta zona norte penetraron las tropas cubanas al mando de los coroneles Juan Hall, José Rafael Masó y Emiliano García viéndose los dos primeros envueltos entre aquel, que los recibió con una ruda descarga, sorprendidos del encuentro inesperado, pero sin vacilar respondieron con tiros y se trabó el combate; seguidamente avanzaron las fuerzas de García y Calvar y la nuestra la de (Céspedes y Masó) reuniéndonos con los primeros en la plaza, de donde pasado el fuego nos replegamos hacia la calle a menos de dos cuadras de la misma, dándose el toque de llamada [...](1
 
Según describe en el referido parte Masó el combate se inició sobre la 7: 30 de la noche y la retirada se produce sobre las 12 de la noche; las huestes mambisas quedaron desconcertadas ante la superioridad del armamento del enemigo, la sangre se derramó en aquel escenario por vez primera el 11 de octubre, al caer por la parte mambisa Fernando Guardia y Céspedes y por la española un soldado de apellido Aguilera. 
 
Lo grandioso del hecho radica, en que uno de los hombres de Céspedes al ver la diáspora que se producía exclamó "Todo se ha perdido" a lo que Céspedes con palabras proféticas respondió "Aún quedamos doce hombres. Bastan para hacer la independencia de Cuba".(2
 
La noticia de este encuentro armado y su resultado, publicitado por España en la Gaceta de La Habana el 13 de octubre de 1868 con el objeto de restarle importancia; tuvo en los cubanos el efecto contario; pues, para ellos vino a ser el equivalente del Grito de Dolores dado en México en 1810 por el cura Miguel Hidalgo y al de Lares en Puerto Rico por Manuel Rojas el 23 de septiembre de 1868.(3)        
 
El contenido publicado en la gaceta está apoyado en el informe que envió Villares a sus superiores ignorando el lugar del levantamiento, el número de insurrectos, el jefe que los dirigía y el propósito que los guiaba. Mucho más precisos y completos que los partes oficiales son los informes de un hacendado norteamericano establecido en Manzanillo C.H. Bithorn quien escribió al secretario de Estado de Estados Unidos una carta fechada 17 de octubre donde refiere: "La banda más grande de cerca de 500 hombres bajo el mando de un hacendado, general Carlos Manuel de Céspedes, hacia el anochecer del día 11 había entrado simultáneamente con hombres de infantería y 12 hombres de caballería, enviados desde Bayamo a esta población la villa de Yara".(4
 
A raíz de esta noticia, el Capitán General envió a Valmaseda con un gran contingente militar hacia Manzanillo. La noticia del hecho estremeció el cimiento del imperio colonial español, al despertarse en esta jurisdicción el sentimiento anticolonial del caribe hispano. Por este encuentro en Yara se dio a conocer al mundo que en Cuba había iniciado una Revolución. Hecho que la Historia de Cuba reconoce como Grito de Yara y dio nombre a la Guerra del 68: La Revolución de Yara.
 
Por su parte refiriéndose a aquellos acontecimientos Eusebio Leal Spengler en su discurso memorable del 10 octubre del 2017 en acto político y ceremonia militar de inhumación de los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales en el cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba expresó: "El 10 de octubre fue el comienzo, y unas horas después en Yara, lanzado el guante al rostro del adversario, la causa tomó el nombre de aquel sitio y se le llamó entonces Grito de Yara".(5
                                                          
Citas y Notas:
 
1.-Archivo Nacional de Cuba (ANC). Fondo Adquisiciones. Caja 101. No. 3. Bartolomé Masó Márquez. Parte del Pronunciamiento rendido en el Cuartel General, Naguas 13 de octubre de 1868.
2.-Portuondo, Fernando. Estudios de Historia de Cuba. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1973 P 51.
3.-Ibídem. Páginas 53-54. La nota, publicada por orden del Capitán General Francisco Lersundi, decía: "Según telegramas oficiales, en Yara, jurisdicción de Manzanillo, se levantó el día 10 una partida de paisanos, su importancia debe ser escasa cuando en el mismo pueblo de Yara tuvo un encuentro antes de ayer con una columna de soldados que salió de Bayamo en su persecución y huyeron a los pocos tiros que se cruzaron [...]"
4.-Pichardo Viñals, Hortensia y Portuondo del Prado, Fernando. Dos Fechas Históricas. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1989 P 43.
5.-Periódico Granma. Miércoles 11 de octubre del 2017. Número 242, Año 53.

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Publicado: jueves 08 de abril del 2021.
Última modificación: jueves 08 de abril del 2021.