José Pedro Salgado Hernández.
Osvaldo Parra Serrano.
A lo largo del siglo XVIII se prepararon las condiciones para continuar el desarrollo socio-económico de Yara en el siglo XIX; apreciándose un incremento del capital en manos de los españoles, entre los que se destacan las 12 figuras más notables del partido. Veamos:
| No. | Nombres | Propiedades | Esclavos |
| 1 | Angel Figueredo | Un hato | 2 |
| 2 | Juan Muñoz | Un hato | 2 |
| 3 | Salvador Ignacio Téllez | Un hato | - |
| 4 | Juan Antonio Mariño | Un hato y un ingenio | 6 |
| 5 | José Alejandro Puebla | Un hato y un ingenio | 4 |
| 6 | Ramón Muñoz | Un hato y un ingenio | 8 |
| 7 | Pedro Felipe Cisneros | Un hato | 3 |
| 8 | Ignacio Pavón | Un hato y un ingenio | 4 |
| 9 | Santiago Figueredo | Un hato y un ingenio | 4 |
| 10 | Anis Rondón | Un hato y un ingenio | 6 |
| 11 | José Aguilera | Un hato | 3 |
| 12 | José Joaquín de León Izaguirre | Un hato | 4 |
Archivo Nacional de Cuba. Fondo Gobierno General, Legajo 489 No. 25 121.
La economía y la sociedad del partido de Yara en esta primera mitad del siglo XIX crecían notablemente. Según censo del año 1831 se registraron 2672 habitantes blancos y libres de color y un total de 296 esclavos y para 1849 la población ascendía a 4091 habitantes libres y 293 esclavos.
Al analizar el censo de 1849 se observa la existencia de 531 sitios, 431 vegas, 102 haciendas, 112 colmenares, 13 cabeza de ganado vacuno, 1734 cerdos , 1558 de ganado caballar. Productos como mieles, cera, maíz, arroz, algunos granos, café, plátano, raíces alimenticias, ganado, tabaco y azúcar, conformaban los renglones económicos de obtención de riquezas y de alimentación de los españoles y criollos establecidos en el territorio.
La importancia económica y social alcanzado por Yara es el hecho que motiva que el 18 de marzo del año 1859 el Teniente General de la isla de Cuba Don José Gutiérrez de la Concha mediante decreto oficializó el pueblo, cuyo documento sale a la luz el 15 de mayo de ese mismo año en el periódico bayamés La Regeneración. Meses más tarde, el 27 de octubre, los licenciados Carlos Manuel de Céspedes, Don Demetrio Francisco Vázquez y Don Baltasar Muñoz, como comisionados por los condueños de la hacienda común de Yara Baja hicieron donaciones a favor de los vecinos del pueblo de Yara de siete caballerías de tierra de las cuales tres serían para el fomento del pueblo y cuatro para los ejidos de utilidad pública.
Es también este año que el agrimensor Carlos Segrera dibuja el mapa planimétrico como proyecto a ejecutar en la formación oficial de este pueblo. El plano en su totalidad se componía de 53 cuadras, 360 solares y una plaza real.
Las calles aparecían con los siguientes nombres:
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Ante el auge económico alcanzado por los criollos, España no se cruzó de brazos y desde hacía muchos años había implantado un grupo de regulaciones para obtener riquezas y frenar el poder económico de los criollos: un rígido monopolio comercial y un método de marginación en la vida social y política serían puntos de fricción que se agudizaron seriamente en este siglo. Estas contradicciones dieron lugar al estallido de la revolución social conocida como Guerra de los Diez Años o Guerra Grande, no obstante los criollos manifestaron su oposición a la política de hierro implantada por España que durante el siglo XIX se ahonda.
Los sucesos acaecidos en España en 1836 que pretendían restablecer la constitución de 1812 repercuten en el departamento oriental a fines de septiembre de 1836. El gobernador de Santiago de Cuba Manuel Lorenzo, encabezó un movimiento destacándose por ser antitaconista que se extendió por las jurisdicciones de Bayamo y Manzanillo. Se organizaron en esta región las milicias de pardos y morenos; las fuerzas taconistas a raíz del movimiento de Lorenzo hicieron correr el rumor de una conspiración de negros que implicaba a 60 libres y que tenían planes de saqueo a la región e incendiar al pueblo de Yara con el apoyo de las dotaciones de las haciendas. Este pretexto fue utilizado por Miguel Tacón para enviar una expedición pacificadora a Manzanillo. Estos rumores fueron falsos pues el reformismo esperanzador, los particularismos localistas y el miedo al negro, impidieron el impulso de los hacendados criollos que no se lanzaron a tomar medidas más drásticas, tomando las riendas elementos conservadores procedentes de las filas del comercio, la burocracia y el ejército.
La crisis económica de 1857 estremeció los cimientos de los hacendados criollos, fundamentalmente, los orientales que unido a un gran número de impuestos y tributos exacerbó aún más las contradicciones con la metrópoli. Las clases pobres eran doblemente explotadas, por españoles y hacendados ricos, situación que se hacía cada vez más insoportable.
Referencias bibliográficas
1.-Copia del mapa planimétrico trazado por Carlos Segrera y conservado en el Museo de Yara.
Publicado: martes 18 de mayo del 2021.
Última modificación: martes 18 de mayo del 2021.




