Autor(es):
José Pedro Salgado Hernández.
Campesino, soldado, constructor, trabajador siempre.
Nació en la Finca la Olaya del municipio Bayamo en la provincia de Oriente, el 17 de mayo de 1924. Hijo de Francisco Baldoquín Guevara y Salustina Hernández Hernández formó parte de un núcleo de 11 personas, en su niñez no tuvo la posibilidad de asistir a la escuela, pues en aquellas zonas rurales llenas de pobreza, alejadas hasta de las periferias urbanas, lo más cercano era Cujabo, un lugar donde no existía ninguna institución de educación y cultura.
Las difíciles condiciones económicas, y la carencias de aulas y maestros lo llevó a comenzar a trabajar junto a su papá a la edad de 7 años. Así comenzó a transcurrir la vida de aquel infante, sin juegos, inmerso en las labores agropecuarias para contribuir con su esfuerzo al sostén de la familia numerosa propia de aquella época.
Cansado de no ver cambios a la edad de 33 años, se incorpora al movimiento 26 de julio, lo que le permitió que el 19 de diciembre de 1956 colaboró con dos expedicionarios del yate Granma. A partir de este momento se vio más comprometido con la lucha que se emprendía para hacer una revolución. Militó en una de las células del M-26 7 creadas en Veguitas, la que era dirigida por Enriquito Vázquez.
Dentro de las principales actividades que realizó en la referida célula, se destacan la recogida de armas, sabotajes en Veguitas, Barrancas, Cujabo y Repelón, entre otras. Al ponerse cada vez más difícil la situación, parte hacia la Sierra Maestra para incorporarse al Ejército Rebelde el 20 de agosto de 1957 logrando el objetivo por el lugar conocido como el Hombrito, donde radicaba el Primer Frente.
A fines de 1957 peleaba bajo las órdenes del comandante Ernesto Guevara y al ser herido este, se le orienta pasar bajo el mando de la tropa de Raúl Castro. Al producirse el ataque al poblado de Calicito, se le orienta prenderle fuego a los almacenes de los Roca y Álvarez y a uno campos de caña existentes en Cayo Espino.
En enero de 1958 participa en la recogida de ganado, hasta que el comandante Fidel Castro solicita voluntarios para combatir en los llanos del Cauto bajo las órdenes de Orlando Lara; a esta guerrilla llegó el 16 de enero y se mantuvieron en constante accionar hasta el 29 de mayo. Entre las acciones más relevantes se destacan el Combate de Bayamo el 30 de enero de 1958.
Otras operaciones le seguirían como la acción de Melones en Río Cauto en el que toman el cuartel y se apoderan de una sapa que trasladaba soldados. Realiza varios sabotajes en territorios pertenecientes a Bayamo y Las Tunas. Al regresar a las montañas participa bajo las órdenes del Che en el combate de Las Vegas de Jibacoa y Las Mercedes.
El 29 de agosto de 1958 se incorpora a la Columna # 8 Ciro Redondo, ocupando su puesto en la primera escuadra de la punta de vanguardia, siendo el tercero de la misma. La columna partió desde Jíbaro el 31 de agosto de 1958 hacia occidente, sin recibir información sobre a que zona en específico se dirigían. Narraba que su posición en la punta de vanguardia le obligaba a caminar más que el resto, exploraba primero, retrocedía e informaba si había o no peligro a la columna y partía nuevamente, para que no fueran sorprendidos.
Recuerda con tristeza los combates de La Federal, en el que murió un compañero suyo que siempre iba delante de él, Marco Barrero y el de Guinía de Miranda donde cayeron dos yarenses: Carlos Amengual García y Alberto Guerrero Cabrales. Otros acciones importantes en que participó fueron las de El Pedrero, Loma del Carpintero y Fomento.
Cayó gravemente herido en combate el 17 de diciembre de 1958, siendo ingresado en el hospital de Río Arriba hasta el 4 de enero de 1959, fecha en que fue trasladado para Las Villas y al otro día el 5 lo enviaron para La Habana donde estuvo recluido hasta el 9 de febrero de 1959. En la referida fecha lo llevan, aún convaleciente, a La Cabaña y los ascienden a Primer Teniente.
Al ser ascendido le dan un mes de reposo, para que se cuide y contacte con su familia, que aún desconocen si estaba vivo o muerto. El primero de septiembre de 1959, estando en Bayamo sintió un dolor agudo en el estómago producto de las secuelas que le dejaron los impactos de las balas del combate de Fomento, que al resentirse las úlceras ya existentes, se perforaron.
En Bayamo permaneció unos días y ya el 17 los trasladaron nuevamente hacia La Habana donde fue operado con urgencia. Las dolencias continuaron y en enero de 1960 es operado nuevamente, operación en la que se extrae una parte del estómago ya dañado por las heridas y la pobre alimentación de los años de la guerra.
Su estirpe de hombre de acción, forjado en el rudo trabajo desde su niñez, lo llevó a la incorporación temprana al trabajo, después de largos meses de permanencia en los hospitales. El 16 de marzo de 1960 se traslada para trabajar en la construcción de Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, donde permanece hasta finales de 1962; en que Armando Acosta Cordero lo llamó para jubilarlo, pero Baldoquín no aceptó.
Posteriormente viaja a La Habana y se incorpora nuevamente al Ejército el 14 de septiembre de 1964, se le oferta una escuela para superarse y en 1965 comienza a dirigir una unidad militar en la que permaneció hasta 1980, fecha en que se licenció de las FAR y lo hizo con el grado de capitán. Fue un ejemplo de sacrificio y consagración al trabajo.
Participó en 15 zafras del pueblo y al jubilarse continúo trabajando la tierra hasta que la dolencia sufrida a causas de la guerra se lo permitió. Murió en su vivienda rodeado de su familia a la 7.20 de la noche del día 13 de noviembre de 1991. El pueblo y sus compañeros de lucha el día 14 de noviembre de 1991, lo acompañaron hasta el cementerio de la localidad, para depositar sus restos en el panteón de los combatientes, en el que recibió los honores militares que él mereció. Obstentaba al morir numerosas distinciones y condecoraciones.
Publicado: miércoles 05 de mayo del 2021.
Última modificación: miércoles 05 de mayo del 2021.
