INICIO - PERSONALIDADES - Patriotas de la Independencia

Bartolomé Masó Márquez

Autor(es):
José Pedro Salgado Hernández.
Yarense de cuna, hombre de honor, patriota de ley.

Bartolomé de Jesús Masó Márquez criollo legítimo, nació en Yara 21 de diciembre de 1830, fueron sus padres Bartolomé Masó y Randés natural de Cataluña, comerciante y propietario; su madre una cubana hija de Bayamo, Josefa Benita Márquez. Recibió las primeras enseñanzas en el propio hogar, bajo la dirección de sus padres, asistiendo después a una escuelita en la cercanía del lugar donde nació, hasta que más tarde pasó a Bayamo a realizar estudios superiores en el convento de Santo Domingo. Centro de educación creado por la orden dominica, que estuvo presente en Cuba desde los inicios de la conquista y que había sido fundada dicha orden religiosa, el 22 de diciembre del 1216 por Domingo de Guzmán Garcés y aprobada por el Papa Honorio III. Estos conventos surgieron en muchos lugares, la cifra supera una veintena, sin contar los que fueron fundados en América representativos de ellos, el de México, Ecuador, Argentina y Cuba.

Al culminar sus estudios fue llevado a Manzanillo por su padre, donde él formaba parte de un numeroso grupo de catalanes, que dominaron a plenitud el comercio desde el propio surgimiento de esa ciudad, ubicada en el litoral del golfo del Guacanayabo, y lo inició en las referidas labores, campo en el que no tuvo éxito, por la falta de vocación. Su padre quiso llevarlo en esa dirección pero su hijo criollo al fin, no pensó igual, su identidad no era la misma, no tenía concebido en su memoria el pasado histórico de sus ancestros, fundamental por la vía paterna; sus convicciones e ideales eran diferentes.
 
Su papá al igual que el resto de sus coterráneos fue completamente integrista, enemigos de la independencia cubana. Procedían de Cataluña zona ubicada en los límites de Francia, bordeando con más de 580 km la costa con el mediterráneo, con importantes puertos que se dedicaban al comercio y floreció en ella la industria, en ciudades como Barcelona. Los catalanes a partir de 1840 dominaron completamente el Ayuntamiento de Manzanillo, convirtiéndose la mayoría de ellos en usureros, refaccionistas, representantes de una poderosa burguesía comercial, que mantuvo un férreo control sobre los terratenientes, hacendados ganaderos (hateros), campesinos asalariados, artesanos y vegueros. Este grupo también fue explotado por el Estado y la iglesia católica que cobraba el diezmo, sin importarle la situación imperante, como por ejemplo la sequía que azotó al Departamento Oriental entre 1864-1868, que llevó a este grupo a la quiebra.
 
Refiriéndose a ese hecho en un informe el secretario de la Junta de Agricultura, Industria y comercio de la jurisdicción, Carlos Segrega expresaba: "La cosecha del año próximo pasado a consecuencia de la rigurosa seca ha sido enteramente escasa [...]  De hecho en febrero de 1868 hace 6 meses que el Ayuntamiento de Manzanillo no satisface sus obligaciones ni paga salario a sus obreros".(1)
 
Ese fenómeno climático recrudeció la ya difícil situación que atravesaban los criollos de la jurisdicción de Manzanillo, unido a los impuestos elevados que tenían que pagar a los refaccionistas catalanes, a la iglesia y al Estado. Para que se tenga una idea, las personas más destacadas del movimiento revolucionario de La Demajagua también fueron alcanzados por las deudas como Juan Hall con tres hipotecas contraídas en 1865 y 1866 ascendente a 10375 pesos, Isaías y Bartolomé Masó Márquez con compromisos contraídos en 1864-1867 equivalentes a 5705 y 1705 pesos respectivamente; José María Fornaris adeudaba desde 1867, 9776 pesos al comprar 14 estancias, Gregorio y Manuel Santiesteban tenía deudas de 6716 y 2300 pesos respectivamente; Francisco Vicente Aguilera tenía una deuda de 7794 pesos  con el Estado por concepto de alcabala constituida en 1864 en el acto de compra del ingenio Santa Gertrudis de la misma manera que endeudado en 160 000 pesos con el comerciante Ramírez y Oro cuando compró el ingenio a Sebastián Romagosa. Carlos Manuel de Céspedes contrajo una deuda de 163 076 escudos al comprar el ingenio Demajagua con 53 esclavos, la cual debía ser pagado en el año 1873. La deuda fue concertada con los comerciantes españoles refaccionistas Venecia Rodríguez y Hermanos.(2)
 
Antes de caer Masó en estos tipos de problemas económicos, ya presentaba contrariedades políticas, al rehusar la responsabilidad que su anciano padre declinó en él, el de Regidor Perpetuo, se negó a ser teniente de voluntarios, responsabilidad esta que le designó el Gobernador Militar de Manzanillo Toribio Gómez Rojo. Por otra parte se convirtió en un asiduo colaborador del periódico El Comercio donde exponía sus ideas liberales. Esa manera de actuar en un escenario integrista le llevó a tener como contrincantes o adversarios a los altos funcionarios catalanes, al postularse como candidatos a la alcaldía de Manzanillo Masó, el Lic. Carlos Manuel de Céspedes y Joaquín Oro Ramírez, el gobernador los tachó a los tres y los calificó de filibusteros.
 
Masó hombre culto, y amante de la literatura colaboró en varias publicaciones, de Manzanillo, Bayamo y Santiago de Cuba. Por sus méritos de hombre correcto, ingresó en la Logia Masónica Buena Fe, junto con sus hermanos Isaías y Rafael desde donde comenzó a conspirar contra España, al lado de Céspedes y la mayoría de los que lo acompañaron en los días iniciales de la guerra del 68.
 
Masó nacido en las periferias del pueblo de Yara, hijo de un catalán admirado por los de su nacionalidad, comerciante, propietario de propiedades rústicas y urbanas, y Regidor por muchos años en Manzanillo. Se levantó con 38 años contra los ideales de su padre que eran incompatibles con los suyos, con él se llevó a Isaías de 30 años y Rafael de 25, ambos ya estaban desde sus inicios en las conspiraciones. Al culminar la Guerra de los 10 Años sus hermanos no regresaron, perecieron en la contienda. Este fue un duro golpe para este patricio que nunca supo donde murió Isaías; mientras Rafael pereció en los inicios de la guerra en Cabagán producto del cólera, que hizo más estragos en los beligerantes que las propias armas.
 
En los momentos iniciales de la guerra combatió con el grado de general y fue el segundo al mando de Céspedes, en Calambrosio cede su puesto al dominicano Luís Marcano y ocupa la responsabilidad de Intendente General de Ejército y Hacienda. El año 1870 fue duro para él, lo consideraron muerto y lo sustituyeron de inmediato de sus responsabilidades, sin muchas averiguaciones. Al incorporarse en 1871, lo hizo como soldado en las fuerzas del Mayor General Modesto Díaz. Su esposa, Adela López Vila, al diseminarse los comentarios de su fallecimiento, tampoco hizo muchas indagaciones y lo sustituyó de inmediato por otro hombre, ella no era Penélope. Esta afrenta en aquella coyuntura colonial, era imposible de remediar por las características del código civil español, que no contemplaba dentro de sí, la disolución matrimonial.
 
Ese acontecimiento doloroso dio pie para que apareciera un hermoso amor con Francisca Rosales (Panchita). Ese intenso amor devino en un acto de patriotismo y fidelidad indiscutida, que ni la propia muerte logró derrotarla, al morir Masó nunca ella unió sus destinos con otro hombre, vivió 45 años en soledad conservando junto a ella el archivo personal de su idolatrado esposo, hasta que dejó de existir.
 
Masó en sus dos matrimonios, la naturaleza no le permitió la capacidad de engendrar y procrear la especie humana, pero ello en razón alguna no es motivo para sentenciarle al ilustre varón el título de padre. Él lo fue, fue de los padres fundadores de la independencia cubana, fue de los patricios que lo dieron todo para que surgiera en el fragor de la guerra, el crisol de la nacionalidad cubana.
 
En 1872 fue nombrado subsecretario de la Guerra, pero al tomar posesión se le encargó la secretaría. En junio del propio año renunció y se incorporó al Cuartel General del Ejército Libertador, en el que fue ascendido a Coronel. Tiempo después fue designado Segundo Jefe del Distrito de Holguín. En ese periodo participó en una gran cantidad de acciones militares bajo las órdenes del Mayor General Calixto García,  tales como los combates de Cauto del Paso, Llanada del Buey, Punta Alegra, Buey Abajo, Rejendón de Báguanos, Samá, Baire Abajo, y Cupeyal, destacándose en el combate de Holguín.
 
El 10 de abril de 1873 combatió en Auras y en junio de ese mismo año lo nombraron jefe de la Brigada de Jiguaní. El 9 de enero de 1874 estuvo en el combate de Melones y el 10 y 11 de febrero en el del Naranjo y Mojacasabe, así como en la Batalla de las Guásimas del 15 al 19 de marzo de 1874.  En 1875 toma posesión como representante a la Cámara por Oriente, desempeñándose como secretario de ese órgano. Al producirse la sedición de Lagunas de Varona en 1875 acompañó al presidente Salvador Cisneros Betancourt para que los tuneros sublevados depusieran su actitud. Al producirse aquellos hechos dolorosos de la guerra Masó renuncia y se incorpora nuevamente a las fuerzas del Mayor General Modesto Díaz. En 1877 nuevamente lo llaman para ocupar la secretaría de la guerra pero no aceptó. Dirigió como jefe del regimiento de la parte occidental de Holguín cargo que tuvo que abandonar por no estar de acuerdo con las demandas emanadas de la Sedición de Santa Rita el 11 de mayo de 1877. El 19 de octubre lo designaron jefe del Regimiento Yara y tiempo después segundo jefe del Distrito de Manzanillo siendo propuesto para General de Brigada en noviembre de 1877. 
 
Culminada la contienda sin condición alguna un grupo de patriotas de la jurisdicción manzanillera, estuvieron prestos para lanzarse a la manigua, intento conocido con el nombre de La Guerra Chiquita por su extensión, la misma comenzó el 24 de agosto de 1879 dirigido desde el exterior por Calixto García Íñiguez y Flor Crombet. Internamente desde el histórico pueblo de Yara, encabezó aquel movimiento conspirativo el General de División José Rogelio Castillo Zúñiga, quien había nacido en Popeyán Colombia en el año 1845 y se incorporó desde temprana edad a la Guerra Grande, que habían iniciado entre otros el 10 de Octubre de 1868 en Demajagua Céspedes y Masó.
 
José Rogelio Castillo Zúñiga, al abordar los inicios de aquella contienda que fracasó en diciembre de 1880 por carecer de todo tipo de condiciones escribió:
 
Decepcionado marché al día siguiente a Manzanillo con objeto de embarcarme para mi patria colombiana, pero habiéndome enterado de que se estaba conspirando activamente para volver a levantar la bandera redentora, me uní a aquellos nobles patriotas que me hicieron partícipes de los trabajos que habían emprendido de acuerdo con el brigadier Flor Crombet, que los alentaba y dirigía. Convenimos en que era necesario que alguno de nosotros marchase a establecerse al poblado de Yara, a fin de hacer propaganda con la discreción debida, y yo me presté a ello saliendo para mi arriesgada comisión en el mes de junio de 1879. Desde el citado histórico pueblo despachaba a su destino, por conducto seguro toda la correspondencia que se cruzaba entre los que estábamos en la inteligencia para el nuevo alzamiento.(3)
 
En esas ocupaciones se mantuvo esperando la oportunidad propicia, a la vez que reclutaba sigilosamente un buen núcleo de patriotas para la ansiada guerra. Todo concluyó para él y sus compatriotas al amanecer del 9 de octubre de 1879, cuando su casa tienda la rodearon una guerrilla de Veguitas al mando de un teniente apodado Pití, este presentó la orden de prisión expedida por el comandante de la plaza, siendo conducido al fuerte de la misma en calidad de detenido. En esas condiciones estuvo hasta el día 12 en que fueron conducidos a Manzanillo él y siete compañeros de la misma causa que habían sido sorprendidos en el Zarzal.  Después de ser amarrados de dos en dos, son  trasladados a bordo del vapor Trinidad, que zarpó a las dos de la madrugada del  13 de octubre de 1879 con su carga de desterrados, la inmensa mayoría a Cádiz y Marruecos, país ubicado al norte de África donde se encontraba la cárcel de Chafarina.
 
El propio José Rogelio Castillo Zúñiga quedó sorprendido al ver que en el vapor Trinidad estaban víctimas de la misma noble causa que el sustentaba, Juan Ramírez, Rafael  Caymari, Bartolomé Masó, Antonio Bello, Pedro Rodríguez, Ismael Céspedes, Juan Fernández Ruz, Francisco Guevara, Mariano  Domínguez, Eusebio Martínez, Joaquín Quesada, Juan R Benítez, Francisco de P Marrón, Antonio Guerra, Gregorio muñoz, Apolonio Rodríguez, Juan Bautista Estrada, Tomás Barrio, Félix Marcano, Patricio Gutiérrez (Malagueño) Nicolás Jiménez, Luis Infante, Dimas Zamora, Ismael Oro,   Jaime  Santiesteban, José Manuel, Gonzalo y Fernando Capote, Diego Estrada, José Medina, Manuel Villavicencio, Apolonio Escalona, Joaquín Figueredo, Domingo  Yero, Ricardo Céspedes, Pablo Guerra Perdomo,  Alejo Marcano, Celedonio Rodríguez, Manuel Guerra, Marcelino Milián, Luis Vázquez, Ramón Guerra, José Domínguez, Pablo Fleitas, Vicente Pérez y José María Soto.(4).
 
A través de la Autobiografía del General Colombiano José Rogelio Castillo Zúñiga se puede conocer que aquel intento fallido, tuvo entre sus complotados al General Masó que por sus antecedentes revolucionarios fue continuamente vigilado sin darle tiempo a nada. El gobierno español al tener noticias de lo que se preparaba actúo con rapidez y los reprimió con violencia, desterrándolos de su patria, castigo frecuentemente utilizado por España contra los que consideraba separatistas, desafectos e infidentes a la corona.
 
Como bien se describe en la obra de Castillo y en el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, este al ser sorprendido el día 5 de octubre de 1879, fue llevado primeramente al Morro de Santiago de Cuba donde permaneció 16 días, de ahí fue trasladado al Castillo de San Cristóbal, en Puerto Rico y tres días más tarde fue remitido al presido de Cádiz, en España y de este a las prisiones de Melilla y Ceuta, fue puesto en libertad en 1881. La Guerra Grande afectó la dolencia hepática del guerrero yarense, que aún más se quebrantó al entrar en contacto con la humedad, los maltratos y las desatenciones de que fue objeto en las cárceles, donde sufrió presidio en el periodo denominado por José Martí como tregua fecunda y en la que estuvo inmersa La Guerra Chiquita y su destierro. En 1890 estuvo presente en la fallida conspiración conocida como La Paz del Manganeso.
 
Después de un breve periplo por Europa  regresa a su terruño, y se prepara para la nueva contienda a la que José Martí denominó La Guerra Necesaria. Estuvo en contacto con el Héroe Nacional de Cuba a través de Juan Gualberto Gómez; quien le envía la orden del alzamiento, la que se materializó como estaba previsto el 24 de febrero de 1895, ahí estuvo su gran mérito, el levantarse en su finca Colmenar de Bayate donde estableció su Campamento General, con la salud ya quebrantada, cuando los grandes jefes se encontraban en el exterior, los que llegarían a la patria a partir del mes de abril de 1895. Sus hombres lo secundaron bien. Amador Guerra Monzón el que rápidamente alcanzaría el grado de Teniente Coronel del Ejército Libertador y Jefe del Regimiento de Caballería Gua, atacó y tomó a Calicito y el fuerte de Cayo Espino ese mismo día.
 
Guillermón Moncada compañero de Armas en la Guerra del 68, quien también lo secundó en la Guerra Chiquita, muy enfermo se incorporó a la del 95 en la zona de Santiago de Cuba, con una tuberculosis en fase terminal, agudizada por los años de su vida encerrado en las cárceles españolas, pues hay que recordar que este lo amnistiaron después de seis años de terminada La Guerra Chiquita en 1886, regresando a su Santiago el 22 de septiembre de ese mismo año, dejando de existir en su campamento en Joturito, término municipal de Alto Songo el 5 de abril de 1895. De esta manera sólo entre los grandes jefes quedó el General Masó en espera de Martí, Gómez y Maceo.
 
En su hoja de servicio a la patria en la Guerra del 95, aparecen hechos notables como, el que fue nombrado jefe del II Cuerpo de Ejército, con el grado de Mayor General del Ejército Libertador, participó en el combate de Dos Ríos donde cayó el Delegado del Partido José Martí, organizador y guía de la Guerra del 95, quien no pretendió nunca abandonar las tierras jiguaniceras sin antes hablar con Masó, a quien Martí consideraba figura importante de la República Cubana. Es por eso que Martí dejó el 18 de mayo de 1895 la carta inconclusa que escribía a Manuel Mercado, cuando salió a recibir al Jefe del II Cuerpo del Ejército Libertador. Participó en el Combate de Peralejo el 13 de julio de 1895.
 
En la Asamblea Constituyente de Jimaguayú el 13 de septiembre de 1895 fue elegido vicepresidente de la República en Armas, cargo al que renuncia para estar en el frente, combatiendo con sus tropas. Por demorarse y obstaculizar el envío de las fuerzas del II Cuerpo para conformar el contingente invasor que saldría de Mangos de Baraguá hacia occidente el 22 de octubre de 1895 el Mayor General Antonio Maceo lo destituyó. Se presentó al Consejo de Gobierno el 16 de noviembre de 1895 y presentó sus reclamaciones. El 1 de dic de 1895 el General en Jefe ordenó su relevo definitivo y al siguiente día aceptó ocupar la vicepresidencia de la República en Armas.
 
El 31 de octubre de 1896 escribió el himno "Resurrección", dedicado al 24 de febrero de 1895. La Asamblea Constituyente de la Yaya el 10 de octubre de 1897 lo eligió presidente y tomó posesión del cargo 30 de octubre de 1897. El 24 de abril de 1898 proclamó el documento conocido como "Manifiesto de Sebastopol" donde se acentuaba la consigna "Independencia o Muerte" para contrarrestar las intrigas de la tendencia autonomista enemiga de la independencia cubana. El 9 de noviembre de 1898 al verse ya materializada la injerencia yanqui, Masó entregó todos sus poderes a la Asamblea de Representantes de la República en Armas, la que sesionaba en Santa Cruz del Sur, declarando la disolución del gobierno.
 
Regresó a Manzanillo y el gobierno interventor el 31 de octubre de 1899 lo nombró administrador de Hacienda en esa localidad. Fue candidato a las elecciones presidenciales de la República en 1902, pero renunció debido a los ilegales manejos llenos de fraudes que se observaban para elegir a su adversario, el bayamés Tomás Estrada Palma, preferido de los norteamericanos. Murió en Manzanillo el 14 de junio de 1907 alejado de la vida política.
 
Citas y Notas

1.-Jorge, Ibarra Cuesta. Patria, etnia y nación. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 59.
2.-Archivo Histórico de Manzanillo. Anotaduría de Hipotecas de Manzanillo. 1850-1868.
3.-Castillo Zúñiga, José Rogelio. Autobiografía. 1973, pp 37.
4.-Ibíd. p. 38.
 
Bibliografía
 
1.-Colectivo de Autores. Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera Parte (1510-1898). Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2004.
2.-Ibarra Cuesta, Jorge. Patria, etnia y nación. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.
3.-Miró Argenter, José. Crónicas de la Guerra. Tomo I. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981.
4.-Orozco González, Delio. "Bartolomé Masó Márquez: otro Padre de la Patria". Enciclopedia de Manzanillo, 2011.
5.-Pérez Landa, Rufino. Bartolomé Masó Márquez. Estudio biográfico documentado. Imprenta el siglo XX. La Habana, 1930.
6.-Vázquez Rodríguez, Benigno. Precursores y Fundadores. Editorial Lex. La Habana, 1958.

 Artículos Relacionados



Publicado: jueves 15 de abril del 2021.
Última modificación: jueves 15 de abril del 2021.